La UNAM otorgó el Doctorado Honoris Causa al desaparecido escritor Carlos Monsiváis. El rector José Narró dijo que con el homenaje se salda una deuda moral adquirida en el 2010 con el escritor capitalino, ya que fue signado con tal dignidad tan sólo dos meses antes de su fallecimiento.
El pasado viernes 9 de marzo, la Universidad Nacional Autónoma de México, en sencilla ceremonia celebrada en el Centro Cultural Universitario, otorgó el Doctorado Honoris Causa a la memoria del fallecido escritor Carlos Monsiváis (1938-2010), una de las conciencias literarias y sociales más señaladas, heterodoxas, productivas y enriquecedoras de nuestro país.
El evento estuvo precedido por José Narro Robles, Rector de la UNAM; Consuelo Sáizar, presidenta de CONACULTA; María Teresa Uriarte, recién nombrada Coordinadora de Difusión Cultural de la Universidad, y Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del escritor, quien recibió de manos del Rector la medalla que reconoce a Monsiváis como una personalidad fundamental para el panorama cultural que la Universidad se compromete a albergar, difundir y recrear desde sus medios materiales e intelectuales.
Este sutil homenaje, en palabras de José Narro, salda una deuda moral adquirida en el 2010 con el escritor capitalino, ya que fue signado con tal dignidad tan sólo dos meses antes de su fallecimiento. Con la entrega del reconocimiento a la familia Monsiváis, se cumple un ciclo de admiración y respeto hacia el trabajo de un comentarista dinámico, corrosivo, chispeante y de amplificados alcances.
La ceremonia fue también banderazo de inauguración del ciclo Monsiváis y el cine mexicano, el cual consiste en la exhibición de las películas La mujer sin alma (1944), de Fernando de Fuentes; Enamorada (1946), de Emilio Fernández; La diosa arrodillada (1947), de Roberto Gavaldón; Esquina bajan (1948), de Alejandro Galindo; y El ceniciento (1952), de Gilberto Martínez Solares; y quiere ser un elogio inteligente y provechoso a quien también extendió su curiosidad y apetito comentarista al devenir del cine nacional y su particular irreverencia, intensidad y contenidos sentimentales, que son, a decir de Guadalupe Ferrer, Coordinadora de las actividades cinematográficas de la Universidad, «lazo entrañable entre nuestras costumbres y lo que el cine refleja de ellas».
Carlos Monsiváis fue cinéfilo, organizador de sesiones de cine debate en la Facultad de Filosofía y Letras durante la década de 1960, creador del programa El cine y la crítica, de Radio UNAM, y colaborador frontal de Armando Casas, actual director del CUEC, en la hechura de la película Un mundo raro (2001).
Por ello, por su amor por el cine, que agotó todas las películas posibles, y por su talento autoral, que tejió siempre, con ferocidad, amarga lucidez e ingeniocaricaturesco, la exégesis de lo que se mira, su nombre, junto con el de José Revueltas, fue recreado en las nuevas salas del CCU.
Este nuevo espacio, a su vez, cuenta con algunas esculturas populares de la artista Teresa Nava, las cuales, parte integrante de la colección del Museo del Estanquillo, reescriben, con delicada jocosidad y dramatismo, escenas típicas de la vida cotidiana mexicana, que se desenvuelve entre lo urbano y lo rural a la vista ciega de nuestros ojos.
Samuel Cortés Hamdan