En el marco de la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG38), la directora Lorena Padilla presenta su opera prima «Martinez», filmada en locaciones de la ciudad de Guadalajara.

Esta historia nos sumerge en el mundo de un burócrata solitario y malhumorado que se ve enfrentado a su jubilación de una forma inesperada.

La trama se desencadena cuando Pablo, el reemplazo de Martínez, llega a la oficina y le informa sobre su inminente retiro. Pero, de manera simultánea, una vecina llamada Amalia es encontrada muerta en el edificio de Martínez. Para sorpresa del protagonista, la mujer le ha dejado un regalo, y al explorar sus pertenencias, su curiosidad se despierta. A partir de este punto, la película se sumerge en un intrigante malentendido: Pablo asume erróneamente que Martínez tiene una novia llamada Amalia.

Lo que sigue es un juego de realidades distorsionadas, y que sumergen a Martínez en un proceso surrealista en un mundo que solo existe en su mente.

Uno de los aspectos más destacables de «Martínez» es su profunda exploración de la soledad en las grandes ciudades, pero también la validación de las segundas oportunidades. La película nos sumerge en la vida de un hombre que ha pasado gran parte de su existencia sumido en la monotonía y el aislamiento, sin verdaderas conexiones emocionales. La llegada de Pablo y el fallecimiento de Amalia despiertan en él una necesidad de escapar de su soledad y experimentar una relación significativa, aunque sea a través de la fantasía.

La directora Lorena Padilla logra transmitir el deseo humano de conexión en un entorno despersonalizado. A través de la fotografía y la narrativa visual, se crea una atmósfera melancólica que refleja la frialdad y el anonimato de la gran ciudad.

La actuación de los protagonistas es notable, especialmente el papel de Martínez interpretado por el actor chileno Francisco Reyes. Su capacidad para transmitir la mezcla de desencanto, vulnerabilidad y esperanza en su interpretación es sobresaliente. Además cuenta con las actuaciones de Humberto Busto y Martha Claudia Moreno que complementan de una manera muy amena la sólida actuación de Francisco Reyes.

La dirección de Lorena Padilla también merece reconocimiento. Su enfoque delicado y poético en la representación de la soledad y su habilidad para capturar la belleza oculta en los pequeños detalles de la rutina diaria nos lleva a reflexionar sobre nuestras propias vidas y las relaciones que construimos o perdemos en el camino.

La película compite dentro del marco del FICG38 tanto por el Premio Mezcal como por la sección Hecho en Jalisco.